La cuarentena no solo ha traído cosas negativas en las personas, también ha hecho que muchas realicen actos benéficos. Este es el caso de Percibald García, un chico que tuvo la iniciativa de leer cuentos para niños luego de que escuchara a uno de ellos gritar por su ventana “¡Estoy aburrido!”.
Ya es un compromiso con los niños
Haciendo uso de tan sólo un micrófono y una corneta, el joven arquitecto de 27 años va religiosamente todos los días a esta zona de Tlatelolco, México. Cuando llega al lugar, sin ningún tipo de interés se dispone a distraer a los infantes del aburrimiento del confinamiento.
“Para nosotros fue claro: así como nosotros la pasamos mal, los niños la pasan mal”, indicó el cuenta cuentos previo a iniciar su trabajo de unas dos horas por varios edificios de la zona. Va en compañía de su madre y una pancarta que dice: “De la casa a la plaza: narraciones para Tlatelolco”.
Cuento "La Niña Condecorada" de Jorge Ibargüengoitia. Narración: Percibald García
Buenas noches niñas, niños y vecines. Les compartimos la narración del día de ayer. Se trató del cuento "La Niña Condecorada" de Jorge Ibargüengoitia. Que entre las muchas cosas que nos enseña está el valor de la empatía y la solidaridad. Esperamos que hayan disfrutado de esta linda narración realizada por Percibald García. ¡Nos escuchamos mañana!
Posted by De La Casa A La Plaza: Narraciones Para Tlatelolco on Tuesday, July 14, 2020
El proyecto en el que laboraba en joven de 27 años en Malinalco, Estado de México, se vio afectado por la pandemia y gracias a eso tiene suficientemente tiempo libre para contar sus fábulas. “Colorín, colorado, este cuento se ha acabado”, son las palabras del joven cuando termina un cuento para después escuchar los aplausos de varios niños que lo despiden con profunda alegría.
La reacción de los niños
“Los niños nos ponen atención, de repente estás hablando de unos conejos que son panaderos y sale un niño que dice ‘Yo también hago pan’ (…) Este proyecto intenta abrir espacios para que los niños puedan distraerse en el encierro y expresar su sentir”, comentó.
El arquitecto ha vivido durante toda su vida en Tlatelolco, escenario de la matanza de 1968, en la que militares acribillaron a estudiantes que protestaban. De esas y otras historias del barrio que su madre y su abuela le contaban, salió a la luz su vena narradora.
“Al final me crearon un arraigo por el territorio que yo habito a través de esas narraciones y es algo que a mí me gustaría mucho seguir pasando a las nuevas generaciones o a los nuevos habitantes de Tlatelolco”, agregó.